Ser tratado, o recibir tratamiento, es otra forma de tener Reiki en la vida. Muchas personas no sienten el llamado a ser un estudiante pero quieren los beneficios de los tratamientos de Reiki. Cuando es por una condición crónica (que dura mucho), el plan de tratamiento sugerido es recibir 4 tratamientos formales en cuatro días consecutivos. Después de esta preparación del cuerpo, lo ideal es continuar con los tratamientos diarios hasta que la condición cambie o el receptor necesite un breve descanso para poder integrar la experiencia de los tratamientos. Las condiciones crónicas tardan años en desarrollarse, y aunque hay reportes de cambios milagrosos de los síntomas físicos, la persona puede tardar muchos meses en superar las diferentes fases del proceso de sanación. Para condiciones agudas: accidentes, golpes y lesiones, el plan de tratamiento recomendado es aplicar Reiki lo más rápido posible durante el mayor tiempo posible. Por ejemplo, quemarse en la estufa mientras se cocina; apagar la estufa y aplicar Reiki inmediatamente en el área quemada mientras persista la sensación de ardor, a menudo aliviará cualquier otro signo de la quemadura.
Encontrar un practicante de practica pública de Reiki puede ser un desafío en estos días. Si tiene un amigo o familiar que se ha iniciado y practica Reiki, ¡está de suerte! Se recomienda que la persona que recibe los tratamientos, se asegure de que exista algún tipo de intercambio por los tratamientos. Esto no tiene que ser dinero, pero debe sentirse que el intercambio de tiempo/energía entre ambos se sienta equilibrado.
Si no tiene un amigo o familiar disponible, busque un maestro en el área o un practicante público de Reiki, que le haga una recomendación. En este momento ya no hay programas educativos que preparen a practicantes públicos de Reiki dentro de este sistema. La mejor alternativa es buscar un maestro en su zona. No es necesario que un maestro lo trate, pero a menudo conocen a estudiantes que tienen una relación constante con la práctica y tienen el tiempo y la energía para comprometerse con un curso de tratamientos.
